Josefina Iglesias, Asociada Carey
¿Qué desafíos y oportunidades ves en el campo de la inversión de impacto desde tu organización?
La inversión de impacto enfrenta desafíos en la falta de regulación uniforme y prácticas estandarizadas para medir impactos. Las métricas tradicionales no capturan adecuadamente el impacto ambiental y social, lo que complica su análisis y la identificación de oportunidades de inversión. Para los abogados, esto supone ser creativos para diseñar nuevas estructuras y regulaciones, fomentar la creación de métricas y proponer soluciones que reconozcan los beneficios sociales y ambientales. También requiere asesorar a nuestros clientes en la identificación y mitigación de riesgos asociados, diseñar cláusulas contractuales que reconozcan su naturaleza, implementar mecanismos de due diligence legal eficientes en el uso de recursos, y estar atentos al cumplimiento normativo de los negocios, incluyendo prácticas como el “impact washing”.
¿Cómo ves este 2024 para las inversiones de impacto?
Según el GIIC, las inversiones de impacto están creciendo a una tasa del 18% anual, lo que ha dado lugar a la creación de nuevos fondos de inversión, y a un aumento significativo en la asignación de capital. Respaldada por el interés de los inversionistas, esperamos que esta tendencia continúe. Además, estas se vuelven más rentables y resilientes frente a circunstancias económicas frágiles, impulsadas por sectores económicos menos volátiles y con buenas perspectivas de crecimiento.
Se prevé también que este impulso sea aprovechado por inversionistas institucionales, quienes debieran promover su estandarización. En este sentido, para el año 2024 se anticipa la consolidación de métricas y regulación de las inversiones de impacto. De hecho, el 1 de enero se inició la aplicación de los dos primeros estándares globales de sostenibilidad, publicados por el ISSB.
¿Cómo pueden las personas y las organizaciones contribuir para impulsarlas?
Cualquier impulso debe suponer que el público tenga claridad sobre qué son, cómo funcionan, cuáles son los resultados, y qué riesgos implican. Esto requiere difundir sus beneficios, riesgos y resultados, pero también un entorno regulatorio que reconozca su realidad y efectos. Por su parte, las empresas deben medir y reportar sus impactos con métricas aceptadas, para que los inversionistas vean resultados tangibles y medibles de sus inversiones. Finalmente, los individuos deben requerir información de las empresas y exigir que la toma de decisión de inversión sea informada y que considere prácticas sostenibles.